lunes, 30 de noviembre de 2009

Las Novias "En la espiral" de Skizoo

Las Novias fueron invitados a participar en el disco "La Cara oculta" que recopilaba éxitos, versiones y caras B de Skizoo. Los aragoneses hicieron su particular interpretación de "En la Espiral" pero la canción finalmente quedó inédita.

Este miércoles 2 de diciembre, coincidiendo con la proximidad de su concierto en Barcelona (Salamandra 1, 5-12-09, 22 h. Entradas ya a la venta) la colgaremos en MySpace para deleite de todos.

Deseamos que os guste.

Gracias a Mónica, Silvia y los Clubs de Fans de Skizoo (Partir de Cero) y ExMundus (Satélite ExMundus) por su colaboración.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

¡¡¡Superadas las 100.000 visitas en MySpace!!!

¡¡¡MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODOS!!!

Ya habéis visitado nuestra página de MySpace más de 100.000 veces y para celebrarlo en próximos días colgaremos una canción inédita en primicia. Permaneced atentos. La cosa tiene que ver con el próximo concierto en Barcelona ¡¿Qué será será?!

lunes, 23 de noviembre de 2009

Grupo gótico de referencia



La revista nacional Heavy Rock, publicó hace unas semanas un número especial sobre rock gótico altamente recomendable. En él se hace un excelente repaso al género siniestro y sus ramajes colindantes. Por supuesto, Las Novias también están. Todo un documento que no deberiais perderos...

Y aunque la colaboración del grupo ha sido editada por requisitos de espacio, os ponemos a continuación el texto íntegro que Óskar envió a la redacción. Disfrutadlo.

Aragonian Gothic.
Una historia contada por Las Novias.
Óskar Díez. Guitarra del grupo zaragozano LAS NOVIAS


Íbamos a un Instituto público en el barrio obrero de Las Fuentes, en Zaragoza. Llevábamos melenas largas, abrigo negro hasta los tobillos y ropa del mismo color. Zapatos de suela gruesa, con tres hebillas mejor que con dos o botas militares. Eran mediados de los años 80 del pasado siglo. Las cosas eran muy diferentes entonces. Los jóvenes amantes de la música vivíamos en el dominio de la escasez. Sin apenas discos, con un puñado de nombres cogidos a la pasada de la radio, intentando deducir de qué grupo era lo que oíamos en el bar o imaginando -a partir de la crítica- cómo sonarían los grupos que nombraban en la prensa musical. Cuando a veces me pongo a pensar en ello, me parece apropiado denominarlo “la época heroica” de los musiqueros.

En ese contexto tuvo lugar nuestra educación sentimental particular. Compartíamos gustos musicales y nos prestábamos los (escasos) vinilos y las (mucho más abundantes) cintas cassettes que poseíamos, que por supuesto, eran casi siempre grabadas. Ninguno teníamos ni idea de tocar un instrumento musical; de hecho, no teníamos instrumentos, aparte de una guitarra española, un teclado casio pt-20 y las flautas hohner de la E.G.B.. Nada de ello fue obstáculo para decidir formar un grupo. Conseguimos encontrar un local de ensayo en un edificio en ruinas del barrio de San José y, con instrumentos -prestados y de octava mano- el grupo se puso en marcha. Este es un rasgo muy de la época: estaba vigente el espíritu punk y no te planteabas la necesidad de tener unos mínimos conocimientos musicales o los instrumentos adecuados; en cierto modo, no saber tocar y hacerlo con material de desecho era casi una ventaja, la garantía de no dejarte arrastrar a hacer música comercial, entonces, el auténtico lado oscuro de la fuerza, el enemigo a batir. No nos llamábamos todavía Las Novias y, en el único concierto que hicimos, además de batería, una guitarra con distorsión y la voz, utilizamos bidones tocados con tuberías de acero y un televisor estropeado con una fotocopia de la cara de Nietzsche pegada con celo sobre la pantalla. El televisor se limitaba a aportar ruido, y el resto más o menos lo mismo. Éste es igualmente otro rasgo muy típico de los 80: el eclecticismo, la mezcla de influencias muy diferentes con una voluntad de experimentación y una desesperada vocación vanguardista. El modelo local en este aspecto eran los John Landis Fans, grupo que mezclaba la música oscura con elementos electrónicos low-fi y psicodelia sesentera.

Nadie hablaba de movida “gótica”: el término para referirnos a todos esos grupos era el de siniestros. Nosotros siempre rechazamos esa etiqueta. Aunque casi todos los grupos siniestros nos gustaban, no sólo nos gustaban los grupos siniestros. Dentro del panorama local, conocíamos (y adorábamos) a Parálisis Permanente, a Décima Víctima y a Gabinete Caligari (hasta el Cuatro Rosas). Luego estaban los excelentes La Dama Se Esconde cuyos primeros discos compramos y que tampoco entraban en lo que podría llamarse la ortodoxia... Estaban también Ana Curra, los Desechables y Mar Otra Vez, a los que íbamos a ver cuando tocaban en la sala M-TRO o en la EnBruto, pero ahí se acababan (o casi) nuestras referencias del siniestrismo en el ámbito estatal. Detestábamos el encasillamiento, la ortodoxia: el denostado punk de escaparate tenía su réplica en el resto de los estilos, incluido el siniestro; es decir, la pose sin autenticidad. Nos encantaban grupos como Radio Futura o Golpes Bajos, su ironía y su eclecticismo y escuchábamos música de todo tipo, desde los Cramps hasta Esplendor Geométrico, David Sylvian, Laibach, Prince o los Nomads; en realidad, muy poca música española. Así que cuando los Cure, los Bauhaus (vía Peter Murphy o Love and Rockets) y los Joy Division (reconvertidos en New Order) “traicionaron” sus orígenes siniestros para acercarse al pop a nosotros nos pareció genial. Por contra, The Mission nos parecían ya un poco pesados, repitiendo una y otra vez la misma fórmula mientras que los Sisters se esfumaban sin decir nada especialmente interesante tras su Lucretia my reflection. Siempre andábamos criticando todos los virajes que daban los Cult, aunque luego nos encantaban.

Sí, rechazábamos la etiqueta de grupo siniestro, etiqueta que -visto desde la perspectiva de hoy- tal vez nos correspondía y que -de todas formas- nos ponían igualmente. No voy a negar que la tríada Bauhaus, Joy Division y The Cure era tal vez la referencia fundamental, sobre todo los dos primeros; también nos fascinaban –a unos más que a otros- grupos como The Smiths, Jesus and Mary Chain (el escucharlos por primera vez en El Selector, un programa de radio, fue un auténtico impacto), Cocteau Twins, Dead Can Dance o Sonic Youth (todavía hoy utilizamos una sintonía suya).

Las versiones que de otros grupos hacíamos en directo seguían, no obstante, la pauta de esquivar la ortodoxia: T-Rex, Electric Light Orchestra, Barón Rojo, Leño (The Cult , con su disco Electric, nos ayudaron a recuperar sin sofocos nuestro compartido pasado heavy) y Radio Futura. Sólo mucho más tarde nos atrevimos a homenajear a Gabinete y a Parálisis: a finales de los 80 o a principio de los 90 hubiera resultado demasiado obvio.

Ahora es muy sencillo tener un conocimiento cuasi-enciclopédico de cualquier estilo, por muy minoritario que sea. Los textos, la música, imágenes de los grupos, foros, críticas y páginas oficiales: todo está en internet. Hace sólo veinte años, como saben de sobra todos los de nuestra quinta e ignoran inevitablemente los más jóvenes- eso era inimaginable.

Lo cierto es que adquirir un nivel decente de cultura musical en aquel momento –segunda mitad de los 80- en Zaragoza era complicado y creo que en el resto de las ciudades, tal vez con la excepción de Madrid o Barcelona, era lo mismo. Complicado pero no imposible. Sin moverte de casa, desde luego, poco: la radio, algo de prensa (también los fanzines), casi nada de Televisión; había que salir: a las tiendas de discos, a los conciertos y ... a los bares.

Había discos, desde luego, pero a un precio “inaccesible”, al menos para nosotros que no teníamos un duro. Acudíamos a echar un vistazo de vez en cuando a las tiendas de discos a ver todas aquellas fascinantes portadas con cuyo contenido nos dedicábamos a especular. Discos Linacero, Cara 2, diminutos templos donde estaban guardadas la imagen de nuestros dioses. De vez en cuando nos comprábamos uno. Los discos de importación –casi siempre traídos de Londres por la élite local- eran todavía más atractivos y, por supuesto, todavía mucho más caros. Cada disco era un tesoro, que debía ser compartido con los colegas; circulaban de mano en mano entre el grupo de amigos, aunque por precaución, era preferible grabárselos personalmente en cinta. Con tan pocos discos disponibles, una fuente indispensable de conocimiento era la radio, sobre todo Radio 3 y algunos programas locales zaragozanos. Entre estos podían destacarse El Selector, Sangre española - ambos de Cachi- o Parafernalia, presentado por Miguel Mena; en ellos no solamente te enterabas de noticias y novedades del panorama nacional e internacional sino que podías conseguir que sonasen las maquetas de tu propio grupo. Esto último fue, sin duda, clave para que se generase una masa crítica, musicalmente hablando, y se generase una activa y efervescente escena local cuya joya de la corona acabarían siendo los Héroes del Silencio.

La televisión tenía poco que aportar; por supuesto la Edad de Oro, donde descubrí a los Psichedelic Furs y a los Psychic TV, los programas de Tena en TVE y la Bola de Cristal. Apenas había ocasión de ver videoclips que se salieran del standard comercial. Tampoco la prensa traía demasiada información, particularmente sobre música gótica. En España y en creo que también en el ámbito anglosajón, el rollo siniestro estaba (casi) muerto a finales de los 80. Aparte de rastrear información en revistas como Rockdelux o Heavy Rock, nosotros nos íbamos de vez en cuando a comprar el Melody Maker y el New Musical Express -como quien consulta un oráculo- a un kiosko que traía regularmente algún ejemplar.

Los bares eran una fuente mucho más directa de conocimientos musicales y donde, cuando apetecía, podía ejercer uno de tribu con los afines. En Zaragoza pudimos ver sesiones de videos –vídeos de esos que ahora todo el mundo ha visto o se los ha descargado a través de internet, pero que entonces eran una rareza digna de una sala de arte y ensayo- en la sala M-TRO, hacia el año 86 u 87; acudíamos ávidos a aquellas videoaudiciones. Nos plantábamos delante de la pantalla con la intensidad de quien acudía a un concierto de verdad. Recuerdo particularmente los de The Cult (primerísima época), the Cure y los de Bauhaus...

Aparte de la sala M-tro (la primera sala de conciertos estable del afterpunk zaragozano y donde, por cierto, Las Novias hicimos el segundo concierto de nuestra historia), se pueden citar, entre los bares más “antiguos”, la discoteca KWM donde pinchaba Santi Rex de los Niños del Brasil. En la KWM, se hicieron algunos conciertos: recuerdo ver a los Lunes de Hierro, el grupo siniestro que se montó Servando Carballar de los Aviador Dro. Algo después se abrió la sala EnBruto (conciertos de La Muerte, Alien Sex Fiend, Fields of the Nephilim, Sonic Youth...) y templo nocturno por excelencia. Más lugares: El Muelle y el Sevilla, decididamente orientados a los sonidos oscuros; el Interferencias, la Central, la Estación Del Silencio, la Gruta, el Crom, el Electric, La Kama... mucho más diversos e incluso sólo de vez en cuando pinchando música oscura...

Eran lugares donde poner sonido a lo que leías en la prensa o donde descubrir lo que se escondía detrás de las inquietantes portadas. A algunos de estos bares hay que hacerles, además, el reconocimiento del dineral que se gastaban mensualmente en discos con el fin de mantener el rango del garito y satisfacer a una clientela que muchas veces acudía a escuchar unas canciones concretas a un bar determinado. Los Alien Sex Fiend en el Muelle, los Laibach en el Sevilla, los New Order en la Central, los Field of the Nephilim en el Agujero Negro, los Love and Rockets en la Gruta, Christian Death en el Interferencias...
A lo largo de los 90 se han ido incorporando -y la mayoría desapareciendo- muchos otros: la sala King Kong, DeVizio, El Teatro de Las Ánimas, el Agujero Negro (donde de vez en cuando pinchaba yo), el Mar de Dios, Sanctuary, Hellfire, casi todos estos mucho más apropiadamente encuadrables en la onda gótica, sobre todo los dos últimos...

Creo que no me equivoco si dejo escrito que en Zaragoza no ha habido nunca “movida gótica” como tal: la red de bares de ambiente siniestro –las posibles huellas de esta “movida”- eran estrellas en la noche oscura que no llegaban a formar constelación; muchas veces los bares no coexistían sino que se sucedían unos a otros. Algo parecido pasaba con los grupos. Ha habido un cierto número grupos que podríamos encuadrar en la onda after punk oscura, pero sin llegar tampoco a consolidarse o, al menos, a encontrar continuidad. Al tiempo que nosotros, a finales de los 80 estaban los Gazza, donde tocaba Ramón Gacías, el batería de Bunbury y la Edición Fría, donde comenzó Joaquín Cardiel de los Héroes, entre los que puedo recordar ahora. Los ya citados John Landis Fans y los inicios de los Niños del Brasil. El grupo más cercano a la línea oficial del género – tanto en música como en estética- ha sido, sin duda los Gothic Sex, con quienes llegamos a tocar en Madrid y que han funcionado incluso más en Europa que localmente. También estaban los Experimentos en el Terror, más punkis y metaleros, ya desaparecidos y, también desde hace ya tiempo, El Luto del Rey Cuervo, con un lirismo en la onda Nick Cave o Current y que acaban de editar ahora un muy recomendable nuevo disco. No añado a la lista muchos más grupos de existencia efímera y que no llegaron a tener suerte.

Nosotros, por nuestra parte, experimentamos un distanciamiento de la ortodoxia siniestra a principios de los 90. Aunque la música gótica vive un periodo dorado desde el cambio de siglo, los 90 no fueron especialmente buenos ni creativos; sólo los alemanes –como guardianes de la línea oficial y, al tiempo, reinventando el electro- aguantaron la travesía del desierto. Nosotros mirábamos hacia el otro lado del Atlántico. El descubrimiento de Metallica (en la época de And Justice for all), Danzig y grupos del grunge como Alice in Chains o Soundgarden nos impactó, y nos confirmaron que el sonido oscuro realmente interesante se estaba haciendo en los EE.UU. y que ese sonido se expresaba bajo la forma de rock duro.

La forma en que conseguíamos información de la música cambió en esa época. Llegó el CD y la MTV que, al menos en Zaragoza, empezó a poder verse a través de las antenas comunitarias en miles de casas. ¡La MTV!: “120 Minutes” y, en menor medida, “Headbangers Ball”, nos proporcionaban las anheladas riquezas de las que en los 80 sólo con cuentagotas disponíamos.

En el año 95 editamos nuestro segundo disco Todo/Nada Sigue Igual, que recogía esas influencias y que fue acogido con buenas críticas tanto en los ambientes de los que veníamos como en los medios más rockeros, por ejemplo esta revista; hubo seguidores que quedaron defraudados con el cambio, pero eso siempre pasa y un grupo debe tomar decisiones y asumir riesgos para crecer.

Después de un tiempo de promoción, ensayos y conciertos, en el que constatamos que el deseado salto adelante no se iba a producir, empezamos a perder energía y el grupo empezó un periodo de letargo.

En el 98 regresamos con en el CD Maxi Largo Tiempo Esperando, en el que presentábamos el tema nuevo que daba nombre al disco y, al tiempo, homenajeábamos a esos grupos españoles que nos habían marcado en la adolescencia: Parálisis, Gabinete, Leño... Más que un regreso fue una despedida, el cierre de una época.

Ahora el grupo regresa con un nuevo disco, EGO, que sintetiza los sonidos más oscuros del Sueños en Blanco y Negro, con la intensidad rockera del segundo pero con resultado distinto, que no repite lo anterior. Estamos convencidos de que es lo mejor que hemos hecho hasta ahora. Bueno, acaba de editarse y ustedes son los que deben juzgar. Pura diferencia. Ahora, eso sí, estamos más solitarios que nunca en el panorama gótico y, al tiempo, estamos encantados de que nos encasillen en un movimiento que ¡estamos dispuestos a encabezar!.

Las Novias, un grupo siniestro, ¿por qué no?


Ver más info aquí.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Concierto Barcelona 5-12-09


PRÓXIMO CONCIERTO:

BARCELONA
Sábado, 5 de diciembre de 2009, 22:30 h.

Sala Salamandra 1 (Avda. Carrilet, 235. L'Hospitalet)
L-1, Av. Carrilet
Apertura de puertas: 22 h.

Entradas ya a la venta en Gong Discos y www.salamandrabcn.com
Anticipada: 12 €
Taquilla: 15 €


¡No faltéis!